Pus del piercing: ¿es normal?
Al hacer cualquier tipo de piercing es frecuente que haya un rechazo del cuerpo , que se está recuperando.
En el rechazo es fácil confundir pus con sebo, pero son dos cosas muy diferentes y por eso es necesario entender la diferencia antes de alarmarse.
¿Qué es el sebo?
El sebo es una sustancia espesa de color blanco/amarillo que contiene residuos de células muertas y plasma sanguíneo, que es producido por las glándulas sebáceas cuando el orificio del piercing se está curando.
La salida de sebo es por tanto normal: significa que la herida está cicatrizando y que es necesario proceder a la limpieza diaria, hasta que la herida cicatrice definitivamente.
¿Qué es el pus?
La presencia de pus no es normal, porque pus es sinónimo de infección.
El pus es una sustancia amarillenta que se escapa de la herida y, a diferencia del sebo, la salida de líquido se produce junto a otros síntomas y molestias de diferente naturaleza, como hinchazón, dolor y picor.
Cómo curar la infección
Cuando se produce la infección, es necesario hacerse con una pomada en la farmacia, apta para el tratamiento de cualquier tipo de piercing y que suelen recomendar los propios perforadores: la Gentalyn beta, que ayuda a acelerar el proceso de cicatrización de la herida.
Antes de utilizar la pomada es necesario limpiar bien la herida con agua y sal (una cucharadita de sal para un vaso de agua) o con el suero fisiológico.
Recuerda siempre lavarte las manos con jabón neutro al momento de limpiar el piercing, ya que las manos sucias podrían portar bacterias y por ende infecciones, aunque no estén en contacto directo con la limpieza del orificio.
Después de limpiar a fondo y eliminar la suciedad y el pus, puedes untar la pomada y cubrir la zona con una gasa esterilizada. Repita el procedimiento hasta la curación completa.
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